Orgullosa de su dictatorial reinado alza la cabeza majestuosa, contemplando el negro rastro que deja su influencia sobre los que la alaban, inconscientes y con un sueño difuso, un pensamiento disfrazado del nuevo mesías mientras que su verdadera cara es la del Judas de la vida.
Engrandecemos nuestro pensamiento a base de hundir todo bien preciado que cada uno ha defendido en este fuerte que usualmente llaman mente.
Antes era Robin Hood y ahora, dependiente y débil, se convierte en una Rapunzel que suplica por salir de su propia libertad para adentrarse en el pensamiento común, dejando a un lado la valentía de defender lo inseguro para vivir sin preocupaciones en el camino fácil, en el no pensar.
¡Oh, incoherencia! Un súbdito tuyo se despide para vivir en las tinieblas pero, al fin y al cabo, vivir.